Se está gestando una infraestructura de computación que podría cumplir con lo que las redes descentralizadas prometieron. Ya no estamos hablando de vaporware.

Más de 154,000 dispositivos ya están ejecutando cargas de trabajo en vivo. ¿La idea? Convertir teléfonos inteligentes comunes en unidades de computación sin confianza. Piénsalo: miles de millones de procesadores en todo el mundo simplemente ahí, consumiendo batería sin razón.

La arquitectura invierte la lógica tradicional de la nube. En lugar de alquilar instancias de AWS o iniciar validadores que consumen electricidad, esto aprovecha el hardware que las personas ya poseen. Teléfonos. Tabletas. Dispositivos que pasan el 90% de su ciclo de vida inactivos.

Lo que lo hace sin confianza no son solo los checksums de blockchain. Es el entorno de ejecución—aislado, verificable y distribuido a través de una malla que ningún solo ente controla.

Computación como un mercado de commodities, impulsada por dispositivos en tu bolsillo. Ese es el objetivo final aquí.