El mercado lleva tiempo descontando por adelantado el peor de los escenarios posibles, y la jornada del lunes fue especialmente inquietante: todas las bolsas estadounidenses cayeron, el oro bajó de los 4.200 dólares, el bitcoin llegó a perder los 90.000 dólares y el precio del petróleo estadounidense cayó por debajo de la media móvil de 50 días, situándose por debajo de 60. Las caídas no fueron especialmente abultadas, pero el riesgo es evidente: los rendimientos de los bonos estadounidenses y el dólar subieron a la vez, lo que en esencia significa que todos están apresurándose a vender activos de alto riesgo y retirando capital hacia activos refugio.

Esta caída no ha sido irracional ni carente de motivos, de hecho hay bastantes desencadenantes. En primer lugar, la fuerte caída del mercado de bonos japonés ha afectado a los bonos estadounidenses, elevando el rendimiento del bono a 10 años hasta el 4,16%, cerca del máximo reciente; en segundo lugar, el mercado ahora piensa que, incluso si la Reserva Federal baja los tipos, será una "bajada hawkish", es decir, que reducirán los tipos sin comprometerse a una política monetaria más laxa en el futuro, lo que no supone un cambio de rumbo, sino más bien un ajuste técnico leve; pero lo más relevante ha sido la intervención de Hassett, candidato favorito para presidir la Fed, que hizo que el ánimo del mercado se desplomara al afirmar que fijar un plan de tipos a seis meses no es responsable y que la Fed solo ajustará y explicará sus acciones en función de los datos. Tras estas declaraciones, los operadores redujeron directamente sus expectativas de bajadas de tipos en 2026, pasando de prever 3 bajadas a solo 2. En realidad, lo más importante de sus palabras es que dejan entrever la futura actitud de la Fed: sin garantías, sin declaraciones claras y sin un giro hacia una política ultralaxa, lo cual influye más que el propio número de bajadas y además le ayuda a distanciarse de la imagen de estar vinculado a Trump.

Temiendo que el mercado siguiera cayendo y provocara un efecto dominó, Trump se apresuró a lanzar noticias positivas para sostener el mercado, anunciando que se están ultimando los detalles para permitir la exportación de chips a China y que se permitirá la exportación del H200 de Nvidia, lo que consiguió estabilizar un poco la caída de Wall Street. Pero esto solo ha detenido la bajada mediante intervención política, no porque la tendencia de fondo del mercado haya mejorado realmente.

En definitiva, ayer el mercado no sufrió realmente un gran evento, sino que todo el mundo está esperando a ver si el miércoles se confirma alguna mala noticia. Por eso la volatilidad no ha sido extrema, pero la sensación de pánico va en aumento. Por suerte, el mercado ya está descontando y digiriendo por adelantado el peor de los escenarios.