Para que las Finanzas descentralizadas realmente sostengan un volumen de billones, el dinero de los jugadores del mundo Cripto por sí solo no es suficiente; el enorme capital del TradFi es la variable clave. Pero surge un problema: la zona gris de regulación y el costo de cumplimiento son como una pared, que mantiene la mayor parte del capital institucional afuera. Hay un proyecto que no ha optado por enfrentarse o hacerse el tonto, sino que está haciendo algo bastante interesante: construir una "estación de transferencia de cumplimiento", intentando que el mundo on-chain y el capital tradicional realmente se den la mano.

Sus métodos se dividen en varios niveles. En el aspecto técnico, han creado un módulo de "Cumplimiento de tesorería"—los fondos deben pasar primero por un control de verificación de identidad antes de ingresar, y las direcciones que no han pasado la revisión KYC/AML no pueden entrar en absoluto. Además, estos fondos solo pueden invertir en activos relativamente seguros: o bien son tokens de tipo valores registrados, o bien son protocolos de préstamo con suficiente colateral, cada transacción puede extraer registros de auditoría que cumplen con las normas contables.

En el plano práctico es más severo: el equipo detrás podría haber creado una entidad legal con licencia, dedicada a atender a clientes institucionales. El dinero de las instituciones ingresa primero a cuentas de custodia reguladas, y luego se conecta con el protocolo en cadena a través de un "mecanismo de lista blanca" — lo que permite obtener beneficios en cadena sin violar los requisitos de cumplimiento fuera de línea.

También se ha dejado un margen en la gobernanza: en el DAO podría establecerse un "comité asesor institucional" para que la gente del mundo Cripto también pueda expresar su opinión. Este diseño, dicho de manera sencilla, busca encontrar un punto de equilibrio entre el ideal de descentralización y la regulación real; después de todo, si realmente se quiere crecer, hay que negociar con el sistema de reglas existente.