Rara vez los inversores más exitosos del mundo encuentran un terreno común. Sin embargo, a mediados de 2025, tres figuras legendarias—cada una con un historial de llamadas de mercado prescientes—han elevado simultáneamente la alarma sobre la misma amenaza existencial: la posible falla sistémica del mercado de bonos del Tesoro de EE. UU. en los próximos tres años.
Esta convergencia no es casualidad. No se trata de observadores casuales del mercado especulando sobre tendencias trimestrales. Ray Dalio, cuyo Bridgewater Associates maneja el hedge fund más grande del mundo, previó la catástrofe financiera de 2008 cuando pocos otros lo hicieron. Michael Burry, cuyo apuesta contraria contra la burbuja de hipotecas subprime le valió $800 millones y lo inmortalizó como protagonista de ‘La Gran Apuesta’, ha comenzado a posicionar su cartera de manera que indica una profunda preocupación. Jeremy Grantham, veterano de cinco décadas en inversión institucional, ha publicado análisis advirtiendo de una “superburbuja” sin precedentes que abarca múltiples clases de activos simultáneamente.
Lo que une sus advertencias es el reconocimiento de que la arquitectura económica actual es fundamentalmente inestable—y que el punto de ruptura podría llegar antes de lo que los mercados actualmente valoran.
La Debilidad Estructural que Nadie Quiere Reconocer
La advertencia comienza con un simple problema aritmético que se ha vuelto imposible de ignorar. La deuda federal de EE. UU. ahora asciende a $37 trillones, mientras que los gastos del gobierno superan rutinariamente los ingresos en aproximadamente un 40%. Para ilustrar la gravedad: esto equivale a que una persona pida prestado dinero en una tarjeta de crédito para pagar otra tarjeta—una pirámide insostenible que solo puede funcionar hasta que los prestamistas pierdan confianza.
Dalio enmarca este dilema como un escenario de “ataque cardíaco económico”. La vulnerabilidad crítica, argumenta, no es el mercado de acciones ni el mercado inmobiliario—es el $27 trillones de mercado de bonos del Tesoro de EE. UU., que sirve como el mecanismo de fijación de precios fundamental para casi todas las tasas de interés en el sistema financiero. Cuando las personas obtienen hipotecas, préstamos de coche o tarjetas de crédito, las tasas que reciben se calculan como un diferencial sobre los rendimientos del Tesoro.
¿Qué sucede si este mercado deja de funcionar?
Las señales recientes sugieren que el sistema ya está bajo presión. En abril de 2025, la liquidez en el mercado de bonos del Tesoro se contrajo a solo el 25% de su nivel operativo normal, con los diferenciales de compra-venta ampliándose dramáticamente en cuestión de días. Esto no es una fluctuación normal del mercado—es una señal de advertencia de que los operadores están retirándose de un mercado que perciben cada vez más como arriesgado. Si esta tendencia se acelera, las consecuencias serían severas: las tasas hipotecarias podrían duplicarse de la noche a la mañana, los préstamos de coche serían prohibitivamente caros y las tasas de las tarjetas de crédito se dispararían. La “falla” que describe Dalio no sería una recesión típica; sería una ruptura sistémica del mecanismo a través del cual fluye el capital en toda la economía.
Cómo Colapsan las Burbujas: El Marco de Múltiples Fases de Grantham
Jeremy Grantham ha construido un modelo que sugiere que actualmente estamos atrapados en una “superburbuja”—no confinada a una sola clase de activo, sino que abarca acciones, bonos, bienes raíces y commodities simultáneamente. Su marco identifica tres fases distintas:
Fase Uno: El Colapso Inicial ocurrió a principios de 2025 cuando las acciones experimentaron una caída pronunciada, especialmente las tecnológicas. Muchos inversores interpretaron esto como una corrección temporal, una breve catarsis tras la cual los mercados reanudarían su trayectoria ascendente.
Fase Dos: El Fondo Falso es el período en el que la confianza se recupera parcialmente. Los inversores, alentados por la idea de que “lo peor quedó atrás”, comienzan a reingresar en posiciones, comprando a precios que perciben como gangas. Esta fase suele generar un rally temporal que atrae más capital de vuelta al mercado.
Fase Tres: La Caída Genuina es cuando múltiples categorías de activos caen en concierto. A diferencia de ciclos anteriores donde los bonos del Tesoro funcionaban como refugio seguro—permitiendo a la Reserva Federal estabilizar los mercados mediante expansión monetaria—este escenario es fundamentalmente diferente. El mercado de bonos en sí mismo se ha convertido en la fuente de inestabilidad en lugar de su solución.
Esto representa un tipo de crisis cualitativamente diferente a la de 2008. Hace catorce años, los bonos del Tesoro de EE. UU. mantenían su estatus de refugio seguro mientras el sector inmobiliario colapsaba. La Fed podía imprimir moneda agresivamente e inyectar liquidez sin desestabilizar la base. Hoy, la base misma está agrietándose.
La Proxy de Nvidia: La Apuesta Calculada de Burry
La reciente posición de Michael Burry ofrece una visión de cómo los inversores sofisticados están cubriéndose contra este escenario. Ha asignado la mitad de su cartera a la compra de 900,000 opciones put sobre Nvidia, una posición valorada en aproximadamente $98 millones.
La concentración en Nvidia refleja un cálculo estratégico. El fabricante de semiconductores representa el 6.5% de la capitalización total del mercado de acciones de EE. UU. y proporciona chips esenciales que alimentan la infraestructura de inteligencia artificial en casi todas las principales empresas tecnológicas. A principios de 2025, la acción de Nvidia sufrió una caída del 40%, una sacudida que reverberó en los mercados globales. La evaluación de Burry sugiere que esto fue solo el movimiento inicial en una corrección más larga.
Al vender en corto Nvidia, Burry está esencialmente cubriéndose contra una contracción más amplia del mercado, particularmente una que afecte al sector tecnológico, que ha impulsado gran parte de las ganancias recientes del mercado. Si su tesis resulta correcta, las acciones tecnológicas—el motor de crecimiento del mercado—enfrentarán vientos en contra significativos.
Dónde Fluye la Confianza Cuando las Instituciones Fallan
La historia ofrece una lente instructiva. Tras el colapso de Lehman Brothers en 2008, que eliminó 25,000 empleos instantáneamente, ocurrió algo inesperado: mientras las instituciones financieras tradicionales perdían credibilidad, proliferaron fuentes alternativas de información y orientación. Educadores financieros como Dave Ramsey atrajeron a millones de oyentes en busca de orientación fuera de los canales convencionales. Los comentaristas financieros independientes ganaron prominencia como fuentes de información confiables precisamente porque existían fuera del marco institucional en quiebra.
Si las advertencias de Dalio, Burry y Grantham se materializan en una crisis genuina, este patrón probablemente se repetirá—solo que a una escala mayor y más rápida. La transferencia de confianza de los guardianes institucionales a redes de información descentralizadas se aceleraría dramáticamente.
La Fragilidad que Hemos Normalizado
La convergencia de tres inversores excepcionalmente perspicaces en la misma advertencia merece una reflexión seria—no porque garantice un resultado apocalíptico, sino porque refleja una alineación rara de análisis informados que apuntan a un riesgo sistémico elevado.
La arquitectura financiera global ha alcanzado un estado de fragilidad que los datos históricos sugieren que es insostenible. La salud del mercado de bonos del Tesoro de EE. UU. se ha vuelto más relevante que las valoraciones de acciones, los precios inmobiliarios o los movimientos de criptomonedas. Y lo que es crítico, las rutas de escape tradicionales—los bonos del Tesoro como refugio seguro—ya no ofrecen seguridad.
La pregunta subyacente que cada inversor e institución debe ahora confrontar es si han preparado adecuadamente un panorama financiero en el que las suposiciones convencionales sobre la seguridad de los activos se han invertido. La respuesta definirá la próxima década de historia económica.
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Las señales de advertencia del mercado están parpadeando: tres titanes de las finanzas alertan sobre una crisis inminente
La Convergencia Sin Precedentes de Advertencias
Rara vez los inversores más exitosos del mundo encuentran un terreno común. Sin embargo, a mediados de 2025, tres figuras legendarias—cada una con un historial de llamadas de mercado prescientes—han elevado simultáneamente la alarma sobre la misma amenaza existencial: la posible falla sistémica del mercado de bonos del Tesoro de EE. UU. en los próximos tres años.
Esta convergencia no es casualidad. No se trata de observadores casuales del mercado especulando sobre tendencias trimestrales. Ray Dalio, cuyo Bridgewater Associates maneja el hedge fund más grande del mundo, previó la catástrofe financiera de 2008 cuando pocos otros lo hicieron. Michael Burry, cuyo apuesta contraria contra la burbuja de hipotecas subprime le valió $800 millones y lo inmortalizó como protagonista de ‘La Gran Apuesta’, ha comenzado a posicionar su cartera de manera que indica una profunda preocupación. Jeremy Grantham, veterano de cinco décadas en inversión institucional, ha publicado análisis advirtiendo de una “superburbuja” sin precedentes que abarca múltiples clases de activos simultáneamente.
Lo que une sus advertencias es el reconocimiento de que la arquitectura económica actual es fundamentalmente inestable—y que el punto de ruptura podría llegar antes de lo que los mercados actualmente valoran.
La Debilidad Estructural que Nadie Quiere Reconocer
La advertencia comienza con un simple problema aritmético que se ha vuelto imposible de ignorar. La deuda federal de EE. UU. ahora asciende a $37 trillones, mientras que los gastos del gobierno superan rutinariamente los ingresos en aproximadamente un 40%. Para ilustrar la gravedad: esto equivale a que una persona pida prestado dinero en una tarjeta de crédito para pagar otra tarjeta—una pirámide insostenible que solo puede funcionar hasta que los prestamistas pierdan confianza.
Dalio enmarca este dilema como un escenario de “ataque cardíaco económico”. La vulnerabilidad crítica, argumenta, no es el mercado de acciones ni el mercado inmobiliario—es el $27 trillones de mercado de bonos del Tesoro de EE. UU., que sirve como el mecanismo de fijación de precios fundamental para casi todas las tasas de interés en el sistema financiero. Cuando las personas obtienen hipotecas, préstamos de coche o tarjetas de crédito, las tasas que reciben se calculan como un diferencial sobre los rendimientos del Tesoro.
¿Qué sucede si este mercado deja de funcionar?
Las señales recientes sugieren que el sistema ya está bajo presión. En abril de 2025, la liquidez en el mercado de bonos del Tesoro se contrajo a solo el 25% de su nivel operativo normal, con los diferenciales de compra-venta ampliándose dramáticamente en cuestión de días. Esto no es una fluctuación normal del mercado—es una señal de advertencia de que los operadores están retirándose de un mercado que perciben cada vez más como arriesgado. Si esta tendencia se acelera, las consecuencias serían severas: las tasas hipotecarias podrían duplicarse de la noche a la mañana, los préstamos de coche serían prohibitivamente caros y las tasas de las tarjetas de crédito se dispararían. La “falla” que describe Dalio no sería una recesión típica; sería una ruptura sistémica del mecanismo a través del cual fluye el capital en toda la economía.
Cómo Colapsan las Burbujas: El Marco de Múltiples Fases de Grantham
Jeremy Grantham ha construido un modelo que sugiere que actualmente estamos atrapados en una “superburbuja”—no confinada a una sola clase de activo, sino que abarca acciones, bonos, bienes raíces y commodities simultáneamente. Su marco identifica tres fases distintas:
Fase Uno: El Colapso Inicial ocurrió a principios de 2025 cuando las acciones experimentaron una caída pronunciada, especialmente las tecnológicas. Muchos inversores interpretaron esto como una corrección temporal, una breve catarsis tras la cual los mercados reanudarían su trayectoria ascendente.
Fase Dos: El Fondo Falso es el período en el que la confianza se recupera parcialmente. Los inversores, alentados por la idea de que “lo peor quedó atrás”, comienzan a reingresar en posiciones, comprando a precios que perciben como gangas. Esta fase suele generar un rally temporal que atrae más capital de vuelta al mercado.
Fase Tres: La Caída Genuina es cuando múltiples categorías de activos caen en concierto. A diferencia de ciclos anteriores donde los bonos del Tesoro funcionaban como refugio seguro—permitiendo a la Reserva Federal estabilizar los mercados mediante expansión monetaria—este escenario es fundamentalmente diferente. El mercado de bonos en sí mismo se ha convertido en la fuente de inestabilidad en lugar de su solución.
Esto representa un tipo de crisis cualitativamente diferente a la de 2008. Hace catorce años, los bonos del Tesoro de EE. UU. mantenían su estatus de refugio seguro mientras el sector inmobiliario colapsaba. La Fed podía imprimir moneda agresivamente e inyectar liquidez sin desestabilizar la base. Hoy, la base misma está agrietándose.
La Proxy de Nvidia: La Apuesta Calculada de Burry
La reciente posición de Michael Burry ofrece una visión de cómo los inversores sofisticados están cubriéndose contra este escenario. Ha asignado la mitad de su cartera a la compra de 900,000 opciones put sobre Nvidia, una posición valorada en aproximadamente $98 millones.
La concentración en Nvidia refleja un cálculo estratégico. El fabricante de semiconductores representa el 6.5% de la capitalización total del mercado de acciones de EE. UU. y proporciona chips esenciales que alimentan la infraestructura de inteligencia artificial en casi todas las principales empresas tecnológicas. A principios de 2025, la acción de Nvidia sufrió una caída del 40%, una sacudida que reverberó en los mercados globales. La evaluación de Burry sugiere que esto fue solo el movimiento inicial en una corrección más larga.
Al vender en corto Nvidia, Burry está esencialmente cubriéndose contra una contracción más amplia del mercado, particularmente una que afecte al sector tecnológico, que ha impulsado gran parte de las ganancias recientes del mercado. Si su tesis resulta correcta, las acciones tecnológicas—el motor de crecimiento del mercado—enfrentarán vientos en contra significativos.
Dónde Fluye la Confianza Cuando las Instituciones Fallan
La historia ofrece una lente instructiva. Tras el colapso de Lehman Brothers en 2008, que eliminó 25,000 empleos instantáneamente, ocurrió algo inesperado: mientras las instituciones financieras tradicionales perdían credibilidad, proliferaron fuentes alternativas de información y orientación. Educadores financieros como Dave Ramsey atrajeron a millones de oyentes en busca de orientación fuera de los canales convencionales. Los comentaristas financieros independientes ganaron prominencia como fuentes de información confiables precisamente porque existían fuera del marco institucional en quiebra.
Si las advertencias de Dalio, Burry y Grantham se materializan en una crisis genuina, este patrón probablemente se repetirá—solo que a una escala mayor y más rápida. La transferencia de confianza de los guardianes institucionales a redes de información descentralizadas se aceleraría dramáticamente.
La Fragilidad que Hemos Normalizado
La convergencia de tres inversores excepcionalmente perspicaces en la misma advertencia merece una reflexión seria—no porque garantice un resultado apocalíptico, sino porque refleja una alineación rara de análisis informados que apuntan a un riesgo sistémico elevado.
La arquitectura financiera global ha alcanzado un estado de fragilidad que los datos históricos sugieren que es insostenible. La salud del mercado de bonos del Tesoro de EE. UU. se ha vuelto más relevante que las valoraciones de acciones, los precios inmobiliarios o los movimientos de criptomonedas. Y lo que es crítico, las rutas de escape tradicionales—los bonos del Tesoro como refugio seguro—ya no ofrecen seguridad.
La pregunta subyacente que cada inversor e institución debe ahora confrontar es si han preparado adecuadamente un panorama financiero en el que las suposiciones convencionales sobre la seguridad de los activos se han invertido. La respuesta definirá la próxima década de historia económica.