Mientras el mercado todavía está lidiando con las fluctuaciones a corto plazo, algunas instituciones ya están jugando una partida más grande.

A principios de octubre, BitMine volvió a actuar: compró 23,000 ETH, por un valor aproximado de 103 millones de dólares. Después de esta operación, su total de ETH en posesión superó los 2.87 millones, lo que, según los precios de ese momento, equivale a un valor de aproximadamente 12.6 mil millones de dólares.

Lo más importante es que todo esto ocurrió en medio de la caída del Ethereum desde su máximo de 4600 dólares en agosto. El mercado tiene miedo, pero las instituciones están comprando a toda velocidad. ¿Qué es lo que les da tanta confianza para operar en contra de la tendencia?

La estrategia de BitMine en realidad no es complicada: se basa en el enfoque de MicroStrategy con respecto a Bitcoin, entrando mediante financiamiento y comprando Ethereum a gran escala. ¿Cuál es su objetivo final? Controlar el 5% del total de Ethereum en circulación a nivel mundial. Esto no es una especulación a corto plazo, sino una asignación de activos verdaderamente estratégica.

Lo interesante es su método de compra. No compran todo de una vez, sino en varias operaciones, lo que les permite evitar el impacto de grandes órdenes en el precio y construir su posición gradualmente. En un mercado con frecuentes volatilidades, este ritmo cauteloso y firme es lo que mejor explica su estrategia: no les importa las fluctuaciones de corto plazo, lo que buscan es acumular posiciones a largo plazo.

Mientras los minoristas todavía observan los gráficos de velas para adivinar si el precio subirá o bajará, las instituciones están tejiendo su propio futuro paso a paso.