La Gran Depresión: la historia económica que reformó el mundo

¿Qué fue la Gran Depresión?

La Gran Depresión se considera una de las crisis económicas más devastadoras de la historia moderna. Esta catástrofe económica comenzó en 1929 y se prolongó durante toda la década de 1930, lo que resultó en enormes pérdidas humanas y financieras a nivel global. Millones de personas perdieron sus empleos, las empresas colapsaron y los niveles de vida de las poblaciones se deterioraron de manera sin precedentes. Lo que distingue a esta crisis es que no se limitó a un solo país, sino que sus efectos se extendieron por todo el mundo sin excepción.

¿Cómo comenzó la crisis?

La historia de la Gran Depresión comenzó con el deseo de los inversores de obtener ganancias rápidas del mercado de valores. Durante la década de 1920, se desató una gran ola de especulación en los mercados de capital, donde millones invirtieron su dinero, incluyendo fondos prestados, con la esperanza de obtener enormes ganancias. Los precios de las acciones se dispararon de manera irreal, alejándose del verdadero valor de las empresas.

En octubre de 1929, ocurrió lo que tenía que suceder: el colapso del mercado de valores conocido como “martes negro”. Los inversores comenzaron a vender sus acciones a una velocidad frenética, lo que provocó una caída brusca en los precios. Millones de personas perdieron todos sus ahorros en cuestión de días.

¿Por qué ha empeorado la crisis?

El problema del mercado de valores no fue el único que destruyó la economía. Lo que ocurrió fue que el colapso del mercado provocó una ola de pánico que se extendió a todo el sistema bancario. Los depositantes temieron por su dinero, así que comenzaron a retirar sus ahorros de una vez, lo que llevó a la quiebra de cientos de bancos. Y dado que no había seguros de depósitos en esos días, comunidades enteras perdieron las riquezas de generaciones.

Con la sequía de fondos de los bancos, las líneas de crédito se cortaron para empresas y particulares, lo que llevó al colapso de la producción y la inversión. Las empresas no encontraron dinero para expandirse, y los individuos no pudieron comprar bienes y servicios, creando un ciclo negativo de recesión.

Los efectos catastróficos en el mundo

La crisis no se limitó a los Estados Unidos. La economía global estaba interconectada, y el impacto se propagó rápidamente. En Europa, que ya estaba sufriendo las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, la situación empeoró aún más. Las exportaciones de los países europeos se derrumbaron y las tasas de desempleo aumentaron de manera aterradora.

En algunos países, la tasa de desempleo ha alcanzado el 25% o más. Millones han quedado sin trabajo, sin ingresos y sin esperanzas. Han proliferado los niños de la calle, y los restaurantes de caridad ( que ofrecen comida gratis ) se han llenado de hambrientos. Miles de empresas han cerrado sus puertas, desde pequeñas tiendas hasta gigantes de la industria.

La respuesta gubernamental y la lenta recuperación

Cuando los gobiernos se dieron cuenta de la gravedad de la situación, comenzaron a actuar. En Estados Unidos, el presidente Franklin Delano Roosevelt lanzó el programa “New Deal”, una serie de iniciativas ambiciosas para combatir el desempleo y estimular la economía. Estos esfuerzos incluyeron proyectos de construcción de infraestructura, creación de empleos públicos y una nueva regulación de los bancos y los mercados financieros.

Otros países también comenzaron a aplicar políticas económicas más intervencionistas. Lanzaron programas de seguro de desempleo, planes de pensiones y apoyo social, sistemas que no existían antes.

Pero la recuperación fue muy lenta. La verdadera recuperación no comenzó hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La guerra llevó a los gobiernos a inyectar enormes inversiones en la industria y la manufactura. Las fábricas volvieron a operar a plena capacidad, la gente volvió al trabajo y las economías se recuperaron. Curiosamente, fue la guerra lo que puso fin a la Gran Depresión.

Las lecciones que cambiaron el mundo

La Gran Depresión dejó cicatrices profundas que no se han borrado de la memoria colectiva. Los formuladores de políticas aprendieron una lección importante: que la falta de intervención gubernamental puede ser catastrófica. Desde entonces, los gobiernos han asumido un papel más importante en la regulación de la economía, la protección de los bancos y la provisión de una red de seguridad social.

Se establecieron sistemas de seguro de depósitos para proteger los ahorros de las personas, se impusieron regulaciones estrictas a las instituciones financieras y se aprobaron programas de bienestar social. Todas estas medidas fueron una reacción directa a los horrores de la Gran Depresión.

La indicación continua

Cuando miramos la Gran Depresión hoy, vemos un recordatorio duro de cuán fácil puede colapsar la economía mundial. Y aunque la tecnología y las políticas han cambiado mucho desde los años treinta, las lecciones extraídas de esa oscura era aún gobiernan la forma de pensar de los expertos y líderes hoy al enfrentar crisis económicas.

La Gran Depresión no es solo un capítulo cerrado de la historia; es una evidencia viva de la importancia de la precaución económica y la regulación sabia.

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