El 13 de diciembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que Kevin Warsh sería el principal candidato para convertirse en el próximo presidente de la Reserva Federal. Esta decisión tiene un cierto carácter dramático: Warsh no había sido ampliamente considerado como favorito, pero tras una reunión directa con Trump, la situación dio un giro.
Trump también mencionó a otros dos competidores que también tienen potencial, incluyendo al director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hassett. Hassett había sido visto como un favorito, pero mostró reservas respecto a aceptar el cargo, lo que abrió espacio para el ascenso de Warsh.
Es importante destacar que Trump volvió a enfatizar que el presidente de la Reserva Federal debería consultar con el presidente en la formulación de la política de tasas de interés. Esta postura implica, en esencia, un desafío a la tradición de independencia de la Reserva Federal. Durante mucho tiempo, las decisiones de política de la Fed han sido independientes de interferencias políticas, considerándose esto fundamental para su funcionamiento efectivo. Si la opinión del presidente se convierte en un factor en la decisión de tasas, esto rompería con esa práctica y podría afectar la estabilidad del mercado financiero y la credibilidad de la política monetaria.
El ascenso repentino de Warsh refleja la tendencia de Trump a buscar mayor influencia en la toma de decisiones de personal, y la cuestión de la independencia de la Reserva Federal, que está en juego, se ha convertido en un foco de atención para el sector financiero y los responsables de políticas.
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Wosh ocupa la posición de presidente de la Reserva Federal, Trump busca debilitar la independencia del banco central
El 13 de diciembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que Kevin Warsh sería el principal candidato para convertirse en el próximo presidente de la Reserva Federal. Esta decisión tiene un cierto carácter dramático: Warsh no había sido ampliamente considerado como favorito, pero tras una reunión directa con Trump, la situación dio un giro.
Trump también mencionó a otros dos competidores que también tienen potencial, incluyendo al director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hassett. Hassett había sido visto como un favorito, pero mostró reservas respecto a aceptar el cargo, lo que abrió espacio para el ascenso de Warsh.
Es importante destacar que Trump volvió a enfatizar que el presidente de la Reserva Federal debería consultar con el presidente en la formulación de la política de tasas de interés. Esta postura implica, en esencia, un desafío a la tradición de independencia de la Reserva Federal. Durante mucho tiempo, las decisiones de política de la Fed han sido independientes de interferencias políticas, considerándose esto fundamental para su funcionamiento efectivo. Si la opinión del presidente se convierte en un factor en la decisión de tasas, esto rompería con esa práctica y podría afectar la estabilidad del mercado financiero y la credibilidad de la política monetaria.
El ascenso repentino de Warsh refleja la tendencia de Trump a buscar mayor influencia en la toma de decisiones de personal, y la cuestión de la independencia de la Reserva Federal, que está en juego, se ha convertido en un foco de atención para el sector financiero y los responsables de políticas.