El niño que te hace perder los nervios en realidad es el Buda más importante en tu vida. A simple vista, parece que este pequeño Buda viene a atormentarte, pero en realidad viene a hacerte un cambio de sangre. La primera lección que te enseña se llama confianza incondicional. Nuestro mundo de adultos está siempre sopesando beneficios y perjuicios, pero solo los niños, tú eres su mundo entero. Después de regañarlo, aunque te sientas muy frustrado por dentro, solo con extender la mano, él seguirá corriendo hacia ti sin dudar. Eso es un corazón de niño, que te está diciendo con esta forma torpe que el amor es para dar, no para recibir a cambio. La segunda lección que te enseña es dejarte ir. Tu ansiedad, ira y locura no son problemas del niño, sino que en tu corazón hay miedo. Tienes miedo de que pierda, que vaya lento, que no sea tan bueno como otros. El niño, con su falta de cooperación y explosiones precisas, está empujándote a aprender a aceptar la impermanencia. A aceptar lo común, a aceptar el momento presente. La verdadera educación no es que tú seas el martillo y él el clavo, sino que él es la semilla y tú eres la tierra. No te limites solo a fijarte en sus defectos, eso es para iluminar los puntos ciegos en tu carácter. Valora este tiempo que te hace enojar hasta el extremo. Cada vez que te abstienes de enojarte, creces un poco más. Cada vez que cambias de perspectiva, entiendes un poco mejor. Aprovecha el nombre de criar a un hijo para renovarte a ti mismo. Cuando te mejores a ti mismo, el niño también mejorará naturalmente.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
El niño que te hace perder los nervios en realidad es el Buda más importante en tu vida. A simple vista, parece que este pequeño Buda viene a atormentarte, pero en realidad viene a hacerte un cambio de sangre. La primera lección que te enseña se llama confianza incondicional. Nuestro mundo de adultos está siempre sopesando beneficios y perjuicios, pero solo los niños, tú eres su mundo entero. Después de regañarlo, aunque te sientas muy frustrado por dentro, solo con extender la mano, él seguirá corriendo hacia ti sin dudar. Eso es un corazón de niño, que te está diciendo con esta forma torpe que el amor es para dar, no para recibir a cambio. La segunda lección que te enseña es dejarte ir. Tu ansiedad, ira y locura no son problemas del niño, sino que en tu corazón hay miedo. Tienes miedo de que pierda, que vaya lento, que no sea tan bueno como otros. El niño, con su falta de cooperación y explosiones precisas, está empujándote a aprender a aceptar la impermanencia. A aceptar lo común, a aceptar el momento presente. La verdadera educación no es que tú seas el martillo y él el clavo, sino que él es la semilla y tú eres la tierra. No te limites solo a fijarte en sus defectos, eso es para iluminar los puntos ciegos en tu carácter. Valora este tiempo que te hace enojar hasta el extremo. Cada vez que te abstienes de enojarte, creces un poco más. Cada vez que cambias de perspectiva, entiendes un poco mejor. Aprovecha el nombre de criar a un hijo para renovarte a ti mismo. Cuando te mejores a ti mismo, el niño también mejorará naturalmente.