Ahora las pequeñas comunidades están consiguiendo su propio espacio de juego en el ámbito de los NFT. Hay una configuración interesante donde la tecnología blockchain se une a la creación de comunidades: los grupos pueden crear su propio centro digital para todo.

Lo que me llamó la atención: estas plataformas permiten a grupos muy unidos hacer tres cosas sin tener que cambiar de aplicación. ¿Intercambiar NFTs? Listo. ¿Pasar el rato con los miembros? Hecho. ¿Organizar misiones y desafíos comunitarios? Todo en el mismo ecosistema.

El verdadero cambio aquí es la accesibilidad. Ya no necesitas presupuestos enormes para construir un espacio comunitario en Web3. Incluso los grupos más pequeños —los que tienen apenas unas pocas docenas de miembros activos— pueden crear su propio rincón en la blockchain. Intercambiar coleccionables, organizar eventos, recompensar la participación. Todo gira en torno a mantener a la comunidad involucrada.

Básicamente, se está convirtiendo la infraestructura blockchain en algo que se siente más como un club social que como un parqué de operaciones.