Esta noche en la fiesta One de Hangzhou gasté 4k y llamé a una chica.

Era increíblemente guapa y adorable. Me propuso jugar a los dados, y cuando perdió, según la penalización, tenía que decir "te quiero" diez veces y beber alcohol, pero lo dijo veinte veces y, sonriendo, me sirvió una copa.

Jugamos un rato y, de repente, me metió en la boca un cigarrillo que había fumado un cuarto y que todavía tenía la marca de su pintalabios. Me preguntó: "¿Hermano, soy dulce de boca?"

En ese momento, de repente recordé cuánto tiempo hacía que nadie me decía que me quería. Fue un instante cálido y hermoso, aunque muy diferente a mi situación actual, pero esa sensación de ser amado seguía siendo nítida.

Con el paso del tiempo, empecé a beber demasiado y me sentí un poco mareado. Al darse cuenta, la chica vino a protegerme del alcohol, se agarró de mi brazo y no me dejó beber más. Me acarició la cabeza y me dijo que me tumbara a descansar en sus piernas. En ese instante, sentí su atención y calidez. En cuanto a otras cosas, si era amor o no, ya no era importante.