Ayer un amigo que acaba de seguirme me mandó un mensaje privado: "Hermano, ¿crees que debería probar los futuros? Quiero arriesgarme, hacer una operación y recuperar todo de golpe."

Al leer esto, me tembló la mano.

Ese sabor familiar, esa receta conocida... ¿Acaso yo no pensaba igual en su día?

Cuando entré en el mundillo, por todas partes se decía que "los futuros te pueden llevar rápidamente a la libertad financiera". Me lo creí. Con toda la ilusión y todos mis ahorros, me lancé de cabeza. Tres días. Solo tres días y la cuenta se quedó a cero. ¿Remontar? Ja, lo único que remonté fue el pozo.

Lo peor no es perder dinero, sino esa sensación de estar sentado frente a la pantalla viendo cómo el saldo baja a 0,00—como si te arrancaran el alma del cuerpo. Un silencio abrumador, tan profundo que podías escuchar cómo se rompía el corazón. En ese momento lo entendí: los futuros no son la vía rápida hacia el dinero, son un tobogán al abismo.

Después de quedarme a cero, me volví loco analizando qué pasó. ¿Fue el mercado? ¿Mala suerte? ¿Falta de técnica? Nada de eso. La verdadera razón era—no tenía ni idea de lo que era la "gestión del riesgo".

El punto de inflexión fue conocer a un veterano del mundillo. La primera frase que me dijo me despertó de golpe: "¿Ni siquiera sabes poner un stop loss y sueñas con hacerte rico?"

Desde entonces, empecé a aprender a "sobrevivir", en vez de pensar en "hacerme rico de la noche a la mañana". Al final, todo se resume en tres reglas de oro:

**Primera: el apalancamiento es un arma de doble filo.** Antes pensaba que 10x no era suficiente, ahora veo que era una locura. Si eres nuevo, empieza con poco apalancamiento, acostúmbrate al mercado, no dejes que te trinchen como un novato.

**Segunda: el stop loss no es un adorno.** Antes me encantaba aguantar las posiciones—"un poco más, igual recupero". ¿El resultado? Trauma psicológico. Ahora, cuando guío a otros, lo primero es poner un stop loss sí o sí. ¿No lo pones? No operas conmigo.

**Tercera: la impulsividad es más letal que el mercado.** Casi todas mis liquidaciones fueron por perseguir subidas o caídas. Ves que otros ganan, te lanzas; ves que baja, entras en pánico y vendes. El mercado se ceba con los que no controlan sus emociones.

En resumen: los futuros no son intocables, pero hay que entender que son fuego. Los que saben usarlos pueden cocinar, los que no, queman la cocina. Los que sobreviven, el mercado siempre les da otra oportunidad; los que van a lo loco, ni siquiera reconocen las oportunidades cuando pasan.

Si tú también quieres probar con los futuros, o el mercado ya te ha dado una lección, puedes hablar conmigo.

No te cortes—todos los veteranos fuimos novatos alguna vez. La única diferencia es que algunos no aprenden y otros cada vez lo tienen más claro. Si quieres empezar por "sobrevivir primero", estoy dispuesto a acompañarte un tramo del camino.