Por la mañana, al abrir los ojos y mirar la cuenta, otra vez 1.400.000.

He caído dos veces de 2.000.000 a esta cifra, pero la sensación es completamente diferente. La primera vez que bajó lo pude aceptar, ¿pero la segunda? Es como ver cómo la carne que ya tenías en la boca desaparece de nuevo; esa sensación de pérdida es aún peor que perder dinero directamente.

He cerrado todas mis posiciones cortas en SOL. Esta operación llegó a tener una ganancia flotante máxima de 40.000 USDT, podría haber salido antes pero no lo hice, y al final, por miedo a un movimiento extremo del mercado, solo logré salir en break-even. Inmediatamente abrí una nueva posición corta en ETH; la lógica es simple: ¿no se habrá disipado ya el entusiasmo por la actualización? Cuando todas las buenas noticias se han descontado, se convierten en malas, y es precisamente en estos momentos cuando los grandes suelen deshacerse de sus posiciones. Además, la táctica de “después de cada evento, el precio cae” la he visto muchas veces, así que esta vez apuesto directamente a la baja.

Ganas y pierdes, luego pierdes y vuelves a ganar; en este negocio, básicamente estás luchando contra tus propias emociones. Los números de la cuenta cambian, pero la estrategia no puede ser inconsistente. En esta situación, ni puedes dejarte llevar por las emociones ni ser ciegamente optimista; al fin y al cabo, el mercado no mima a nadie.

Ahora toca vigilar el mercado de cerca. Hay que entrar con decisión cuando es el momento y salir con rapidez cuando toca, sin codiciar esa última pizca de beneficio. El camino es largo, hay que avanzar paso a paso y con firmeza.