El mundo cripto no es un cajero automático, ¿entras esperando hacerte rico de la noche a la mañana? Despierta, eso es regalar el dinero.

Tampoco soy ningún mito; empecé con apenas unos pocos miles de USDT, como cualquier inversor minorista estándar. Ahora el saldo de mi cuenta supera los cinco millones. Puedes no creerlo, pero es el resultado de muchas operaciones hechas con paciencia. Nunca perseguí esas historias de multiplicar por diez o por cien, solo me hago una pregunta: ¿debería hacer esta operación?

¿Cómo sobreviví con esos primeros 1000 USDT? Los dividí en cinco partes, 200 USDT por operación, con órdenes de stop loss y take profit colocadas de antemano. No persigo subidas, no intento coger mínimos, no aguanto operaciones perdedoras, solo opero mercados que entiendo. Cuando la cuenta llegó a 10.000 USDT, controlo la exposición de cada operación en torno al 25% del capital total; si la tendencia está confirmada, aumento posiciones por partes, centrado en capturar el tramo más rentable del movimiento.

Cuando superé los 200.000 USDT, empecé a retirar beneficios cada semana de forma estricta. ¿Miedo a perder? No, miedo a que se me suba a la cabeza. El 90% de los que pierden en el mercado no es por equivocarse en la dirección, sino por gestionar mal las posiciones, no poner stops, no aguantar las buenas operaciones y aferrarse a las malas hasta reventar. Yo esquivé esos tres errores.

Un amigo que siguió mis pasos convirtió 800 USDT en 12.000 y, al retirar, estaba tan emocionado que me escribió de madrugada diciendo que no podía dormir. Operar solo en este mercado es muy difícil: sin información privilegiada ni contactos, por mucho que sepas analizar, sólo avanzas a ciegas.

El verdadero beneficio en el mundo cripto no está en apostar, está en la constancia. Convertir los números de la pantalla en saldo en tu cuenta bancaria, eso sí es tener habilidad.