El propósito original de los contratos es permitir que algunos productores eviten grandes pérdidas causadas por la volatilidad de los precios de sus productos, por lo que se desarrolló un mecanismo de cobertura. Como no hay entrega física, se denomina futuros y se utiliza para lograr la cobertura de precios. En términos sencillos, se sacrifica una parte del beneficio para fijar el precio, asegurando así que la mayor parte del beneficio pueda mantenerse estable. Dado que el flujo de caja de los productores sigue siendo bastante importante, poco a poco se desarrolló un modelo con apalancamiento. Por ejemplo, para cubrir un millón en bienes físicos, se necesitaría un millón como margen, pero si el productor saca ese millón, podría afectar la producción. Así surgió el modelo de apalancamiento: solo se necesitan cien mil en efectivo y, si la volatilidad del precio es alta, se puede seguir aumentando el margen.