Parece que la UE avanza con otra capa de sanciones. Se comenta que están redactando una legislación para bloquear por completo las importaciones de petróleo ruso, y se espera que la propuesta llegue a la mesa a principios del próximo año.

Esto no es exactamente territorio nuevo: la energía ha sido un campo de batalla desde que comenzó el conflicto, pero una prohibición formal de importaciones supondría una escalada significativa en la manera en que Europa se desvincula de la dependencia energética rusa. El momento también es importante. Si esto entra en vigor a comienzos del año, podríamos ver efectos en cadena en los mercados energéticos, las expectativas de inflación y, por extensión, en los activos de riesgo.

Para quienes siguen las tendencias macroeconómicas, cambios en la política energética como este suelen influir en las decisiones de los bancos centrales y en la volatilidad tanto de los mercados tradicionales como de los digitales. Conviene estar atentos a cómo evoluciona esto y a los posibles efectos de segundo orden que pueda desencadenar en el panorama financiero más amplio.