La revolución de la IA no solo está cambiando quiénes son vulnerables, sino que está reescribiendo todo el panorama de riesgos. Lo que solía amenazar a los artistas ahora es una preocupación universal. Estamos viendo cómo el contenido ilegal generado por IA se prolifera a tasas alarmantes, mientras que la tecnología deepfake convierte a cualquiera en una potencial víctima de material explícito no consensuado. Las herramientas son cada vez más accesibles, las falsificaciones más convincentes, y las consecuencias? Están afectando más a las personas comunes. Este no es un escenario de futuro distante: está sucediendo ahora mismo, y los marcos regulatorios están luchando por mantenerse al día con la tecnología.