Hoy al mediodía revisé la actividad de un protocolo Web3 y descubrí que estaba a punto de terminar. En los últimos días, el ranking ha caído inexplicablemente y no lo entiendo muy bien.

Sin embargo, al pensarlo, parece que el guion en el mundo tecnológico nunca ha cambiado: primero se crea un monstruo enorme, se optimiza al máximo y luego se descubre que aún hay que cambiar de enfoque.

Así era en la época de las grandes computadoras, luego en la era de las PC también, los centros de datos y la computación en la nube han seguido el mismo camino. El hecho está ahí: los verdaderos avances a menudo no consisten en apilar una máquina hasta el cielo, sino en distribuir la capacidad.

La descentralización, en esencia, también habla de este principio, ¿verdad?