Da un paso atrás y mira el panorama general: los precios al consumidor en EE. UU. han estado subiendo durante 45 años consecutivos. Pero aquí está lo interesante: el ritmo se aceleró significativamente después del 2000, y luego? Después de 2020, simplemente se disparó.

Estamos hablando de una erosión implacable del poder adquisitivo que se ha desarrollado durante casi medio siglo. ¿El dólar que tenías en los años 80? Ha desaparecido en términos de valor real. Y la aceleración que hemos visto en los últimos años no es solo un bache; es un cambio estructural que está redefiniendo cómo la gente piensa sobre almacenar riqueza.

Esto no solo se trata de que los comestibles se vuelvan más caros. Se trata de por qué los activos duros, las alternativas descentralizadas y los almacenes de valor resistentes a la inflación están recibiendo más atención que nunca. Cuando la moneda fiduciaria pierde terreno de manera tan consistente, la gente comienza a buscar en otros lugares.