La Gran caída de BTC, esa Vela de mecha larga extrema de la mañana fue realmente dura. Ahora parece que hay posibilidades de una segunda caída o de romper el nuevo mínimo directamente.

Ayer les dije a todos que esta ronda de rebote llegaría a alrededor de 92000 y ahí se acabaría, luego vendría una fuerte corrección, en ese momento se esperaba un mínimo de 87000, pero resultó que cayó directamente a 85500, una caída de 6500 puntos—más severa de lo que esperaba. Sin embargo, la tendencia general no estuvo muy lejos de lo que pensé. Después de una caída tan drástica, los toros no tienen posibilidades a corto plazo, 93000 podría ser el techo de este período, ¿en cuanto a 98000, 100000? No lo pienses a corto plazo.

En el mercado, hay quienes culpan a Japón por aumentar las tasas de interés, y otros mencionan un endurecimiento de la regulación en ciertas áreas. Creo que estas explicaciones son puramente absurdas. Si realmente fuera por una noticia inesperada, ¿por qué nosotros, que hacemos análisis técnico, podemos anticipar que este punto va a caer? En pocas palabras, independientemente de si hay o no esas noticias, la caída ocurrirá de todos modos. Muchas personas solo necesitan una razón para consolarse a sí mismas, o se podría decir, para auto hipnotizarse.

Esta vez, la imagen ha apagado por completo las fantasías de los alcistas. El rebote actual es solo un rebote técnico; después de eso, tiene que continuar bajando. Si se rompe el 85000, el siguiente objetivo será el 80000, y entonces veremos si se puede formar un soporte de doble suelo allí. Si ni siquiera se puede formar un doble suelo, entonces el 70000 no es imposible.

Por eso enfatizo siempre el punto de vista: no compres a ciegas en el fondo del mercado, no sigas la corriente. Hacer trading intradía, asegurando ganancias todos los días, es el camino correcto. Si el capital entra, tú entras; si el capital se retira, tú también te retiras. No sigas la tendencia sin pensar y compres en el fondo, para luego quedarte atrapado durante tres años, y tener que esperar otros tres años para recuperar lo perdido—e incluso puede que nunca lo recuperes.