¿Qué tan fuerte puede frenar la Reserva Federal (FED) la subida de tipos del yen? La respuesta puede ser sorprendente: solo se puede considerar como una medida para detener la hemorragia, no se trata de una solución de fondo.
Primero veamos la superficie: bajar las tasas de interés ciertamente puede aliviar la presión. Cuando las tasas de interés a medio y largo plazo en Japón aumentan, los jugadores globales que apuestan por el arbitraje de yenes temen dos cosas: que se comprima el diferencial de tasas y que se requiera la recuperación de financiamiento. Cuando la Reserva Federal baja las tasas de interés en este momento, equivale a aliviar la presión en el lado del dólar: el costo de pedir prestado yenes para comprar bonos del Tesoro de EE. UU. y acciones de EE. UU. disminuye, y la presión para liquidar posiciones forzosamente se reduce. La liquidez también puede respirar un poco, evitando que el mercado se vea repentinamente afectado y cause una serie de liquidaciones.
Pero esto solo estabiliza la situación temporalmente.
El problema es que, esta vez, Japón no es una fluctuación a corto plazo, sino un cambio estructural. Los fondos de pensiones, las compañías de seguros de vida y los bancos, estos grandes actores tradicionales, han comenzado a recalcular. Durante los últimos diez años, han invertido su dinero en activos estadounidenses porque las tasas de interés en casa estaban cerca de cero. Ahora que las tasas de interés en Japón han subido, ¿por qué no regresa el dinero a casa? Este retorno cíclico no se puede detener solo con que la Reserva Federal baje unas cuantas tasas.
A corto plazo, una reducción de tasas puede estabilizar las emociones, apoyar la aversión al riesgo y evitar ventas masivas. ¿Y a largo plazo? La tendencia de aumento de tasas en Japón no cambiará, la liquidez global seguirá bajo presión.
Sin embargo, lo interesante es que el retorno de fondos japoneses no significa que todos los fondos globales se hayan retirado. Oportunidades estructurales como la IA y la tecnología aún están ahí. El dinero de Europa, el dinero de Medio Oriente y los fondos locales de Estados Unidos podrían hacerse cargo. Incluso las instituciones japonesas, después de calcular sus cuentas, podrían considerar que ciertos activos estadounidenses aún valen la pena, por lo que dejarían una parte de su posición.
En pocas palabras, la reducción de tasas de la Reserva Federal (FED) es más como un amortiguador para la liquidez global, aliviando el impacto pero sin cambiar la dirección. La verdadera variable dependerá de hasta dónde puedan subir las tasas en Japón y de la velocidad con la que el mercado pueda digerir este cambio estructural.
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FrogInTheWell
· 12-01 11:51
La detención del sangrado no cura la raíz del problema, realmente se expresa de manera muy adecuada. Hablando claro, este asunto sigue siendo un problema estructural, y aunque la Reserva Federal (FED) baje las tasas varias veces, no podrá detener a esos grandes inversores japoneses que regresan a casa a buscar dinero.
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ValidatorViking
· 12-01 11:48
nah esto es solo la Fed poniendo un curita en una herida estructural... los diferenciales de tasas no detienen los flujos de capital que han cambiado fundamentalmente, eso es solo una justificación.
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TokenTaxonomist
· 12-01 11:47
lmao "止血不治本" es en realidad la clasificación perfecta aquí... los recortes de tasas de la Fed son solo el vendaje tópico mientras que la hemorragia estructural sigue sangrando, estadísticamente hablando
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shadowy_supercoder
· 12-01 11:43
La reducción de tasas es solo un alivio temporal, el cambio estructural es el verdadero asesino. El dinero tiene que regresar a casa.
¿Qué tan fuerte puede frenar la Reserva Federal (FED) la subida de tipos del yen? La respuesta puede ser sorprendente: solo se puede considerar como una medida para detener la hemorragia, no se trata de una solución de fondo.
Primero veamos la superficie: bajar las tasas de interés ciertamente puede aliviar la presión. Cuando las tasas de interés a medio y largo plazo en Japón aumentan, los jugadores globales que apuestan por el arbitraje de yenes temen dos cosas: que se comprima el diferencial de tasas y que se requiera la recuperación de financiamiento. Cuando la Reserva Federal baja las tasas de interés en este momento, equivale a aliviar la presión en el lado del dólar: el costo de pedir prestado yenes para comprar bonos del Tesoro de EE. UU. y acciones de EE. UU. disminuye, y la presión para liquidar posiciones forzosamente se reduce. La liquidez también puede respirar un poco, evitando que el mercado se vea repentinamente afectado y cause una serie de liquidaciones.
Pero esto solo estabiliza la situación temporalmente.
El problema es que, esta vez, Japón no es una fluctuación a corto plazo, sino un cambio estructural. Los fondos de pensiones, las compañías de seguros de vida y los bancos, estos grandes actores tradicionales, han comenzado a recalcular. Durante los últimos diez años, han invertido su dinero en activos estadounidenses porque las tasas de interés en casa estaban cerca de cero. Ahora que las tasas de interés en Japón han subido, ¿por qué no regresa el dinero a casa? Este retorno cíclico no se puede detener solo con que la Reserva Federal baje unas cuantas tasas.
A corto plazo, una reducción de tasas puede estabilizar las emociones, apoyar la aversión al riesgo y evitar ventas masivas. ¿Y a largo plazo? La tendencia de aumento de tasas en Japón no cambiará, la liquidez global seguirá bajo presión.
Sin embargo, lo interesante es que el retorno de fondos japoneses no significa que todos los fondos globales se hayan retirado. Oportunidades estructurales como la IA y la tecnología aún están ahí. El dinero de Europa, el dinero de Medio Oriente y los fondos locales de Estados Unidos podrían hacerse cargo. Incluso las instituciones japonesas, después de calcular sus cuentas, podrían considerar que ciertos activos estadounidenses aún valen la pena, por lo que dejarían una parte de su posición.
En pocas palabras, la reducción de tasas de la Reserva Federal (FED) es más como un amortiguador para la liquidez global, aliviando el impacto pero sin cambiar la dirección. La verdadera variable dependerá de hasta dónde puedan subir las tasas en Japón y de la velocidad con la que el mercado pueda digerir este cambio estructural.