A decir verdad, ahora que pienso en lo que ha pasado en estos tres días, ni siquiera me atrevo a creerlo.
El saldo de la cuenta saltó de 8200 dólares a 300000—ese número me dejó aturdido. Aún me siento como si estuviera flotando, como si fuera el guion de algún universo paralelo.
Así comenzó todo: alrededor del 7 de noviembre, abrí una posición larga en 3.309, solo una jugada aburrida, sin esperar mucho. El resultado fue que esto subió como loco, y cuando llegó a 8.789, mis manos temblaban. Decidí tomar ganancias, ingresando 30,000 dólares. ¿Esa sensación? Es como encontrar una billetera en la calle y al abrirla ver que está llena de billetes de cien.
Al día siguiente no pude resistir otra vez. Entré a 9.926, continué comprando, esta vez subió a 19.9 y salí, ganando 80,000 dólares.
Pero lo más emocionante estaba por venir: en ese momento, tuve la intuición de que algo estaba mal, el gráfico se sentía un poco falso, así que abrí una posición corta directamente en 20. Toda la noche, las velas K se movían tanto que mi corazón latía con fuerza, hasta que esa gran vela bajista llegó a las 8.66... el saldo de mi cuenta aumentó instantáneamente en 190,000.
Ahora, calmándome, reviso esta operación y siento que es mitad suerte y mitad juicio. Sin embargo, el mercado siempre está lleno de oportunidades; la clave es si te atreves a actuar en el momento adecuado.
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A decir verdad, ahora que pienso en lo que ha pasado en estos tres días, ni siquiera me atrevo a creerlo.
El saldo de la cuenta saltó de 8200 dólares a 300000—ese número me dejó aturdido. Aún me siento como si estuviera flotando, como si fuera el guion de algún universo paralelo.
Así comenzó todo: alrededor del 7 de noviembre, abrí una posición larga en 3.309, solo una jugada aburrida, sin esperar mucho. El resultado fue que esto subió como loco, y cuando llegó a 8.789, mis manos temblaban. Decidí tomar ganancias, ingresando 30,000 dólares. ¿Esa sensación? Es como encontrar una billetera en la calle y al abrirla ver que está llena de billetes de cien.
Al día siguiente no pude resistir otra vez. Entré a 9.926, continué comprando, esta vez subió a 19.9 y salí, ganando 80,000 dólares.
Pero lo más emocionante estaba por venir: en ese momento, tuve la intuición de que algo estaba mal, el gráfico se sentía un poco falso, así que abrí una posición corta directamente en 20. Toda la noche, las velas K se movían tanto que mi corazón latía con fuerza, hasta que esa gran vela bajista llegó a las 8.66... el saldo de mi cuenta aumentó instantáneamente en 190,000.
Ahora, calmándome, reviso esta operación y siento que es mitad suerte y mitad juicio. Sin embargo, el mercado siempre está lleno de oportunidades; la clave es si te atreves a actuar en el momento adecuado.