¿Alguna vez has soñado con poseer una obra maestra del Renacimiento italiano pero te has echado atrás ante los precios de subasta de ocho cifras? Hay un nuevo juego en la ciudad.

Réplicas digitales de estas obras icónicas están llegando al mercado—y estamos hablando de dinero de supercoches, no de presupuestos de museo. Piensa en seis cifras en lugar de nueve.

La propuesta es simple pero revolucionaria: versiones digitales autenticadas de pinturas que una vez colgaron en los palacios Medici, ahora tokenizadas y listas para tu billetera de criptomonedas. No obtendrás la textura del óleo sobre lienzo, seguro, pero obtendrás la propiedad verificable de una reproducción perfecta en píxeles que millones pueden ver, pero solo tú puedes reclamar.

¿Es lo mismo que estar frente al original en Florencia? Absolutamente no. Pero para los coleccionistas que han sido excluidos de los mercados de arte tradicionales, es una puerta que estuvo soldada hasta que la tecnología blockchain la abrió.

La verdadera pregunta no es si estas piezas digitales tienen valor, sino si estamos presenciando la democratización de la propiedad del arte o simplemente otra clase de activos especulativos vestida con ropas renacentistas.