Recientemente vi una instalación artística bastante ciberpunk llamada «Regular Animals», en la que a un perro robot le han puesto una cabeza humana en vez de la habitual. Este cacharro no solo puede moverse por todas partes y tomar fotos, sino que lo más curioso es que trata las fotos que saca como si fueran “productos de excreción fisiológica”, escupiéndolas fuera como obras de arte NFT físicas. Tiene un aire tecnológico al máximo, pero al mismo tiempo desprende un tono absurdo; no sé si es una sátira o un homenaje a la relación simbiótica entre humanos y máquinas. Este tipo de iniciativas, que convierten activos digitales en objetos físicos que se pueden tocar, sin duda abre nuevas perspectivas para el criptoarte.
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MetaMaximalist
· 12-05 16:54
La verdad, esto es realmente una innovación legítima en el espacio phygital; la mayoría de los "artistas" simplemente mintean jpegs y lo dan por terminado, pero crear un puente entre lo digital y lo físico de esta manera... ahí es donde ocurren los verdaderos efectos de red. Aunque, siendo sincero, la ejecución resulta un poco demasiado obvia con la metáfora de la función corporal, jaja.
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LoneValidator
· 12-05 16:54
Joder, este concepto es brutal, los activos digitales se convierten en objetos físicos, por fin los NFT tienen algo de alma.
El perro robot hace fotos y genera NFT, ¿no es esto una burla a nuestro sentido estético? Jajaja.
Convertir activos virtuales en físicos, así es como debería ser realmente la Web3.
La verdad es que me parece un poco asqueroso, pero inexplicablemente tengo ganas de comprar uno.
Estética absurda + funcionalidad, estos artistas sí que saben lo que hacen.
Pero, ¿cómo se protege el copyright de esto, se certifica en la cadena?
Recientemente vi una instalación artística bastante ciberpunk llamada «Regular Animals», en la que a un perro robot le han puesto una cabeza humana en vez de la habitual. Este cacharro no solo puede moverse por todas partes y tomar fotos, sino que lo más curioso es que trata las fotos que saca como si fueran “productos de excreción fisiológica”, escupiéndolas fuera como obras de arte NFT físicas. Tiene un aire tecnológico al máximo, pero al mismo tiempo desprende un tono absurdo; no sé si es una sátira o un homenaje a la relación simbiótica entre humanos y máquinas. Este tipo de iniciativas, que convierten activos digitales en objetos físicos que se pueden tocar, sin duda abre nuevas perspectivas para el criptoarte.