La caída a principios de diciembre fue bastante fuerte. BTC rompió directamente el nivel de soporte de 86,000 dólares, cayendo hasta un mínimo de 85,604 dólares, y los tokens convencionales en general perdieron más del 5% en 24 horas. Lo que duele más es que el monto de liquidaciones en un solo día superó los 400 millones de dólares, lo que ya se ha vuelto una norma desde noviembre. Desde el máximo histórico de 126,000 dólares en octubre, BTC ha retrocedido más del 20%.

Los números son muy directos, pero lo que realmente merece atención es la mano invisible detrás: el cambio en la política monetaria del Banco de Japón.

El mercado ya ha fijado en un 76% la probabilidad de un aumento de tasas para la reunión del 18-19 de diciembre, y para enero del próximo año esta cifra asciende directamente al 90%. Si el Banco de Japón realmente toma medidas, es muy probable que sea un primer aumento de 25 puntos básicos, lo que significaría el final de una era de tasas de interés negativas que ha durado casi diez años.

¿Por qué el Banco de Japón prácticamente no tiene margen de maniobra? Veamos algunos indicadores duros: el IPC básico se ha mantenido por encima del objetivo del 2% durante 20 meses consecutivos; el aumento en las negociaciones salariales de la primavera de este año alcanzó el 5.28%, el más alto en 33 años; el yen se ha devaluado casi un 15% frente al dólar este año, y la presión de costos de importación ya se ha transmitido a todos los niveles. Lo que es más preocupante es que el tamaño del balance del Banco de Japón ya ha crecido a más del 135% del PIB, y este modelo de expansión simplemente no puede sostenerse.

Las declaraciones recientes de Ueda Kazuo también son muy claras, el lenguaje ha pasado de "si es necesario ajustar" a "cuándo ajustar". Una vez que la configuración de liquidez global se reconfigure debido al cambio en las políticas de Japón, el mercado de criptomonedas, que es un área altamente sensible a la liquidez, probablemente solo esté comenzando a experimentar volatilidad.