Hay un viejo dicho que dice bien: toda tecnología revolucionaria necesita tiempo para crecer. Internet tardó años en cambiar realmente el mundo, la Cadena de bloques y el Metaverso también han experimentado montañas rusas que van de la locura al silencio. Pero el año 2025 tiene un lugar especial: tres populares caminos que han sido alabados están mostrando grietas al mismo tiempo.
La primera burbuja: el fuego falso de la infraestructura de IA
Durante 30 años, los inversores han estado esperando una tecnología innovadora que pueda rivalizar con Internet. La IA parece ser ese salvador: capaz de permitir un crecimiento exponencial en las empresas. La pregunta es: ¿realmente las empresas están ganando dinero?
Los datos son muy sexys, pero la realidad es muy austera. Tomemos como ejemplo a Palantir (PLTR), esta empresa estrella de IA cuyo plataforma Gotham es dependida por el ejército estadounidense, su tasa de crecimiento es loca, pero su relación precio-venta (P/S) ha alcanzado 102 veces. Hay que saber que en los últimos 30 años ninguna gran empresa ha podido mantener una relación P/S superior a 30 veces por más de un año. PLTR ya está en la cima de la burbuja.
Las lecciones de la historia son claras: los inversores siempre sobreestiman la velocidad de adopción de las nuevas tecnologías y subestiman el tiempo de madurez. ¿La IA evitará este hechizo? La probabilidad es baja.
La segunda burbuja: la locura de la prima de la computación cuántica
Si se puede decir que la IA aún tiene algún soporte fundamental, la computación cuántica es pura especulación. Las acciones de IonQ (IONQ), Rigetti (RGTI) y D-Wave (QBTS) han aumentado un 1490% en el último año, lo que en sí mismo es una señal de advertencia.
Más absurdo es su valoración:
IonQ tiene un múltiplo de ventas de 130 veces
Rigetti tiene un múltiplo de ventas de 906 veces
D-Wave tiene un múltiplo de ventas de 246 veces
Estas tres empresas aún se encuentran en una etapa temprana de comercialización, sus productos están a años de ser prácticos. Pero ya han sido valoradas como gigantes tecnológicos. Peor aún, gigantes como Apple y Google ya están desarrollando sus propios chips cuánticos: ¿pueden competir las pequeñas empresas?
La tercera burbuja: trampas de la estrategia del balance de activos de Bitcoin
Esto duele más. La estrategia de Michael Saylor (MSTR) ha creado una tendencia: las empresas acumulan Bitcoin en su balance utilizando efectivo o emitiendo deuda.
MSTR ya ha gastado más de 48 mil millones de dólares en la compra de 649,000 bitcoins (costo promedio de 74,000 dólares cada uno), lo que representa el 3.1% del total mundial de BTC. Decenas de pequeñas empresas cotizadas han seguido la tendencia.
Pero los problemas se acumulan como montañas:
Estas empresas están perdiendo dinero. El negocio principal de MSTR (software de análisis) ha disminuido sus ventas en la última década, principalmente financiando la acumulación de criptomonedas mediante la emisión de acciones preferentes y la dilución de acciones ordinarias.
La prima es absurda. Los precios de las acciones de estas empresas tienen una enorme prima en relación con el valor neto de los activos (NAV) de su BTC, y una vez que el sentimiento del mercado se invierte, una caída tipo “cosecha de cebollas” es inevitable.
Bitcoin tiene problemas en sí mismo. Su “escasez” es solo un ajuste del código, y ha fracasado por completo en la aplicación real en El Salvador. No es la red de pagos de Cadena de bloques más rápida, ni la más barata. En pocas palabras, no es una necesidad básica.
Escenario de la ruptura simultánea de 3 grandes burbujas
Si en 2026 estos tres campos se ajustan simultáneamente, la historia del mercado de valores podría ser reescrita. Las acciones de IA caerán desde las alturas, la computación cuántica volverá de un concepto a la realidad (esto requerirá más tiempo), y la estrategia de activos de Bitcoin expondrá sus dificultades de financiación.
Límite: Este año, los inversores deben estar atentos a las acciones conceptuales populares con valoraciones absurdas y modelos de negocio poco claros. La historia siempre nos enseña esto, pero los inversores nunca aprenden.
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El año 2026 podría reescribir la historia de Wall Street: el riesgo de que tres burbujas estallen al mismo tiempo.
Hay un viejo dicho que dice bien: toda tecnología revolucionaria necesita tiempo para crecer. Internet tardó años en cambiar realmente el mundo, la Cadena de bloques y el Metaverso también han experimentado montañas rusas que van de la locura al silencio. Pero el año 2025 tiene un lugar especial: tres populares caminos que han sido alabados están mostrando grietas al mismo tiempo.
La primera burbuja: el fuego falso de la infraestructura de IA
Durante 30 años, los inversores han estado esperando una tecnología innovadora que pueda rivalizar con Internet. La IA parece ser ese salvador: capaz de permitir un crecimiento exponencial en las empresas. La pregunta es: ¿realmente las empresas están ganando dinero?
Los datos son muy sexys, pero la realidad es muy austera. Tomemos como ejemplo a Palantir (PLTR), esta empresa estrella de IA cuyo plataforma Gotham es dependida por el ejército estadounidense, su tasa de crecimiento es loca, pero su relación precio-venta (P/S) ha alcanzado 102 veces. Hay que saber que en los últimos 30 años ninguna gran empresa ha podido mantener una relación P/S superior a 30 veces por más de un año. PLTR ya está en la cima de la burbuja.
Las lecciones de la historia son claras: los inversores siempre sobreestiman la velocidad de adopción de las nuevas tecnologías y subestiman el tiempo de madurez. ¿La IA evitará este hechizo? La probabilidad es baja.
La segunda burbuja: la locura de la prima de la computación cuántica
Si se puede decir que la IA aún tiene algún soporte fundamental, la computación cuántica es pura especulación. Las acciones de IonQ (IONQ), Rigetti (RGTI) y D-Wave (QBTS) han aumentado un 1490% en el último año, lo que en sí mismo es una señal de advertencia.
Más absurdo es su valoración:
Estas tres empresas aún se encuentran en una etapa temprana de comercialización, sus productos están a años de ser prácticos. Pero ya han sido valoradas como gigantes tecnológicos. Peor aún, gigantes como Apple y Google ya están desarrollando sus propios chips cuánticos: ¿pueden competir las pequeñas empresas?
La tercera burbuja: trampas de la estrategia del balance de activos de Bitcoin
Esto duele más. La estrategia de Michael Saylor (MSTR) ha creado una tendencia: las empresas acumulan Bitcoin en su balance utilizando efectivo o emitiendo deuda.
MSTR ya ha gastado más de 48 mil millones de dólares en la compra de 649,000 bitcoins (costo promedio de 74,000 dólares cada uno), lo que representa el 3.1% del total mundial de BTC. Decenas de pequeñas empresas cotizadas han seguido la tendencia.
Pero los problemas se acumulan como montañas:
Estas empresas están perdiendo dinero. El negocio principal de MSTR (software de análisis) ha disminuido sus ventas en la última década, principalmente financiando la acumulación de criptomonedas mediante la emisión de acciones preferentes y la dilución de acciones ordinarias.
La prima es absurda. Los precios de las acciones de estas empresas tienen una enorme prima en relación con el valor neto de los activos (NAV) de su BTC, y una vez que el sentimiento del mercado se invierte, una caída tipo “cosecha de cebollas” es inevitable.
Bitcoin tiene problemas en sí mismo. Su “escasez” es solo un ajuste del código, y ha fracasado por completo en la aplicación real en El Salvador. No es la red de pagos de Cadena de bloques más rápida, ni la más barata. En pocas palabras, no es una necesidad básica.
Escenario de la ruptura simultánea de 3 grandes burbujas
Si en 2026 estos tres campos se ajustan simultáneamente, la historia del mercado de valores podría ser reescrita. Las acciones de IA caerán desde las alturas, la computación cuántica volverá de un concepto a la realidad (esto requerirá más tiempo), y la estrategia de activos de Bitcoin expondrá sus dificultades de financiación.
Límite: Este año, los inversores deben estar atentos a las acciones conceptuales populares con valoraciones absurdas y modelos de negocio poco claros. La historia siempre nos enseña esto, pero los inversores nunca aprenden.