Hay una forma fascinante de medir hasta dónde hemos llegado como civilización—mediante algo llamado la escala de Kardashev.

Piénsalo. ¿Tipo I? Se trata de cuánto de la energía cruda de nuestro planeta realmente estamos aprovechando y poniendo en funcionamiento. No solo generándola, sino convirtiéndola en algo útil.

Luego está el Tipo II. Imagina esto: ¿qué fracción de toda la producción del sol podríamos capturar? Estamos hablando de energía a escala estelar aquí.

Es un marco que desafía la mente. La mayoría de las personas no se dan cuenta de que aún no somos una civilización de tipo I completa. Estamos en algún lugar alrededor de 0.7 en esa escala—todavía quemando combustibles fósiles, todavía descubriendo la fusión, todavía a décadas de dominar los flujos de energía planetaria.

Pero aquí está la cuestión: cada avance en la tecnología energética—ya sea la eficiencia solar, la innovación nuclear o incluso las redes eléctricas descentralizadas—eleva ese porcentaje. El progreso no siempre es obvio hasta que haces un zoom hacia atrás.